La Rochefoucauld (1613-1680) era un perfecto cortesano del XVII.
Menos sentimental y platónico que el modelo diseñado por Castiglione, vigente el siglo anterior, La Rochefoucauld encarna el desengaño y sagacidad política que solemos identificar con el periodo barroco. Fue un gran animador de salones, lector de Baltasar Gracián (cuyo estilo aforístico claramente imita y venera) y mentor de Madame de La Fayette, autora de La princesa de Cleves, la primera novela psicológica.
La Rochefoucauld, como individuo del antiguo régimen, era misógino, absolutista y cínico; en ese aspecto, lejano a la sensibilidad contemporánea. Sin embargo, quedan algunos aforismos que aún siguen vigentes y pueden iluminarnos con la fuerza de un pedernal.
Este libro consta de 641 máximas breves y condensadas. Ofrecen una sabiduría cortesana con cierto matiz escéptico sobre la vida y las relaciones entre las personas. De todas formas, sus ideas tienen un gran sentido común y siguen tan vigentes como cuando se escribieron.